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La Música Como Ritual En Las Fiestas Tradicionales Del Departamento De Bolívar

Identidad, Memoria Y Significados De La Semana Santa De Mompox Y Las Corralejas De San Juan Nepomuceno





Por. Gustavo Domínguez Acosta


Todos los grupos sociales que conocemos han incorporado diversos rituales a sus ex-presiones populares festivas. En ese ámbito, la música es, quizá, el elemento de mayor transversalidad de comunicación cultural, ya que en actos religiosos o profanos está presente como contenedora de códigos identitarios de organismos culturales vivos y, por ende, dinámicos. Este artículo, por una parte, tiene como objetivo estudiar los sig-nificados incorporados a la memoria colectiva del hecho musical en el contexto de la Semana Santa de Mompox y las fiestas de corraleja en San Juan Nepomuceno, ambas poblaciones pertenecientes al departamento de Bolívar; por otra, pretende reflexionar sobre la importancia de preservar los rituales de las celebraciones a través de los distin-tos elementos que componen el inmenso archivo de la memoria cultural de quienes pro-tagonizan las fiestas. La metodología empleada para tal fin ha sido fundamentalmente la labor etnográfica, que consta de la observación in situ, entrevistas y comunicaciones personales con participantes de ambas celebraciones; la netnografía como herramienta de aproximación a distintos escenarios festivos de tipologías similares a las que ocu-pan esta investigación; el análisis teórico de la fiesta y la memoria como objetos de estudio para la sociología y la antropología, y el análisis musical desde una perspectiva semiótica. Los resultados obtenidos permiten ver cómo las celebraciones de ambas fes-tividades son matrices relacionales en las que se expresan las necesidades culturales de esas poblaciones bolivarenses a través de la música como derivado de la dimensión ritual. De lo que se concluye que la fiesta es un sistema estabilizador de las poblaciones que la protagonizan gracias a los significados incorporados en la memoria colectiva de quienes se benefician expresivamente de ellas; por tanto, requiere su preservación a través de los distintos mecanismos de archivo que poseen las sociedades modernas.


La Música En La Semana Santa De Mompox


Debido a que este artículo pertenece a una investigación de mayores dimensiones, quiero detenerme primero en el repertorio de la Semana Santa de Mompox, no solo por ser, quizá, completamente desconocido sino porque, a diferencia del que se interpreta en las corralejas, no existe, por lo menos en el ámbito musical, una correspondencia interregional entre esta celebración y otras de igual tipología festiva. Es decir, que este repertorio no se emplea de modo genérico en todas las procesiones de la Costa Caribe, sino que se trata de una expresión de la dimensión ceremonial que posee significados específicos en un ámbito local. Por tanto, para que el lector pueda tener una referencia aproximada de la música interpretada en este espacio de celebración popular, a continuación dirigiré las reflexiones en esa dirección.La Semana Santa de Mompox en el departamento de Bolívar es una de las celebraciones más importante del año, debido a que integra a la población de una manera más profunda que otras festividades. Este es un espacio ceremonial en el que predomina la religión como factor de integración espiritual, social y cultural, el cual es reforzado por los componentes físicos e ideacio-nales que se expresan a través de los actos procesionales. La fe cristiana refleja en una medida muy importante el concepto de la identidad momposina, pero en el ámbito regional reafirma la identidad costeña del país, de modo que es la religión uno de los grandes tópicos que, a pesar de que Colombia es reconocida por la Constitución Política de 1991 como un Estado laico, compone una de las caras identitarias de la Costa Caribe y del departamento de Bolívar. Este componente identitario se extiende a una parte importante de la nación que, al igual que las fiestas taurinas (en todas sus variantes), son parte de lo que en la memoria histórica de Colombia se conserva como herencia de la madre patria.


Al igual que distintas regiones en España, esta festividad en Mompox consta de dos partes: la del canon religioso y la popular. En esta última, se celebran las procesiones y todas las activi-dades que están inspiradas en la fe cristiana, pero son inventadas y llevadas a cabo, principal-mente, por los habitantes de la región (Esteve 2001). Esto supone que como tal los elementos de la dimensión ritual no están especialmente determinados por los códigos del canon ecle-siástico, sino que se trata de una serie de complejos codificados que responden a tradiciones inventadas (Hobsbawm 1999), lo cual evidencia diferencias marcadas con los “otros” sujetos sociales que se expresan a través de celebraciones (en concepto) similares.Pues bien, es justamente en la música como parte del ritual de la Semana Santa popular en la que se centra esta parte de la investigación, concretamente en el aspecto de las representaciones procesionales, las cuales se acompañan de marchas que son interpretadas por la banda de viento.Obras como Mompox gime, La trompeta, Caída al infierno, Memorias al general Uribe Uribey Vanidad, entre otras, son interpretadas como acompañantes de los multitudinarios pasos2en los actos procesionales. Las imágenes siguientes corresponden a fragmentos de las dos últimas obras mencionadas (figuras 1-2).Este repertorio, que se compone de obras francesas y, fundamentalmente, de compositores momposinos (Zapata 2015), es una pieza clave de la celebración, pero también de la identidad de la región, porque los habitantes de Mompox lo reconocen como parte de su capital expre-sivo cultural. De acuerdo con esto, es posible afirmar que un espectro generacional amplio de la población reconoce estas obras como un componente ligado a las procesiones, porque, a través de la participación sistemática de los actos que se derivan de la dimensión ritual, han interiorizado sus significados mediante los procesos de repetición y memoria, lo que a su vez reafirma su pertenencia a ese colectivo regional.Esto ocurre porque los componentes de la dimensión ritual tienen características “auténticas” para los participantes que han tenido previo contacto con ellos. Así, el repertorio interpretado, y todos los elementos sonoros y físicos que se derivan de la Semana Santa, son reconocidos como parte de la identidad tanto del universo festivo como del “ADN cultural” de la población. En esa dirección, y sin la pretensión de ofrecer un enfoque superficialmente funcionalista de este análisis, se puede concluir que la música en la Semana Santa de Mompox: a) conecta a los asistentes con el ritual, b) ayuda psicológicamente a hacer más leves las extensas marchas tanto para quienes cargan los pasos como para el público que las sigue activamente, c) conduce de un modo relativamente organizado el ritmo de los actos procesionales, d) sirve para representar las creencias culturales y e) ejerce un refuerzo sobre la fiesta y a su vez sobre las normas sociales de esa población (Merriam 2006).Los dos primeros puntos observados en este análisis se pueden explicar de un modo rela-tivamente sencillo, ya que todas las culturas que conocemos emplean música en sus cele-braciones religiosas. Nettl y Bohlman (1991) comentan que las poblaciones que participan de rituales religiosos católicos expresan el arraigo de sus creencias a través de cantos en los que se conmemora todo el ciclo estacional de la vida de Cristo. La sintonía de los participantes con el ritual de las procesiones es provocada en parte por la música interpretada por la banda. Si esta especie de “trance” no se produce, algunos ceremoniales religiosos serían considerados un fracaso (Merriam 2006).Sobre el punto b se puede afirmar que la música ayuda a hacer más leve el esfuerzo que realizan los nazarenos que cargan las pesadas andas durante los prolongados recorridos proce-sionales. Esta propiedad de la música que está ligada al entretenimiento desvía la sensación de esfuerzo que, dicho sea de paso, para los nazarenos supone el pago de la penitencia por los favores pedidos a la divinidad (Arcila 2004; Zapata 2015). Asimismo, ocurre para el público que sigue todo el trayecto de las procesiones, que, en ocasiones, puede ser de más de ocho horas.

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